viernes, junio 17, 2005

Día 27. Devoción

No hay mucho tiempo para este furtivo escrito laboral, pero no puedo no hablar de aquella vieja mujer que todos los días y a la misma hora, encuentro sobre Balderas, frente al Metro Juárez, volteando hacia el inicio de la avenida, justo donde se observa una iglesia (la de San Hipólito, San Judas Tadeo).
Resulta que cada 28 de mes esa iglesia reúne a muchísima gente y el día que se celebra al santo (que mi ex catolicismo exacerbado me impide recordar cuándo) sale uno de ahí cargado de cosas que la gente regala porque ofreció hacerlo así en caso de que "San Judas" les cumpliera sus encargos...
Pero dejando eso a un lado. Seguro aquella viejita enternecedora vive sola --al menos eso deja ver su modo de ser y de actuar--, y es lo de menos. Lo que admiro, respeto y me tiene aquí escribiendo, es la enorme devoción con que se para, baja su carga, dirige su cuerpo hacia el templo, se persigna, pierde su mirada en el cielo --que por fortuna lucha por ser azul en los últimos días-- y habla con su Dios personal.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Ves? ¿ves? ¿qué te pasa mano? deja de atraparme

Jo!

Un besito.

YO SOY EL QUE YO SOY dijo...

Que maravilla!!!

Sin duda las oraciones de esa bendita mujer dan resultados...

¡¡¡ Este es tu primer post desde el trabajo!!!

¡Albricias, albricias!

Que sea el primero de muchos, cargados de cortisol y adrenalina por estar escritos a espaldas de tu jefe

¡¡¡ Felicidades!!!