jueves, mayo 14, 2009

Día 135. Amor

Para Li²

Se dice que cuando alguien está enamorado, o siente un desmedido e inexplicable afecto por otra persona, no está en las mejores condiciones para sacar lo mejor de sí. Aseguran que los grandes genios y sus grandes obras fueron más bien inspiradas tras el lapsus de locura que experimentaron.

Sin embargo considero que es posible mediar en algún momento de lucidez la vorágine sentimental y dejar fluir de manera natural lo que provoca eso que hemos convenido en llamar AMOR desde que inventamos el lenguaje.

Así aprovecho un momento de luz para escribir que, en un ánimo de buscar otras palabras para evitar las desgastadas frases que no siempre expresan todo lo que uno siente, caí en cuenta de que el amor es tautológico pues sólo significa eso: amor. No hay una etimología, la palabra misma es la etimología desde que surgió el latín. "El amor es el amor".

Algunos sostienen que se deben separar prefijos y sufijos: a- "sin", -mor (contracción de mortem) "muerte"; para encontrar el significado. Pero otros demuestran que ello es falaz desde el momento en que a- es un prefijo griego que no tiene qué ver con la palabra latina, pues en ese caso la negación latina in- nos llevaría a la palabra inmor.

Unos más dicen que la raíz de "amor" es el latín antiguo "amos", cuya "s" derivó con el tiempo en "r".

Con "amor" en mente, algunos expertos dicen que el acento al pronunciar la palabra sería en la "a" por aquello de no existir agudas en latín. De manera que, suponiendo que llevara tilde, entiendo que deberíamos hablar de "ámor" y en español deberíamos acentuarla por ser una palabra llana que no termina en n, s ni vocal.

Por supuesto, todo ello son meras especulaciones en la red de personas cuya autoridad lingüística no podemos avalar. Pero resulta interesante en la búsqueda de una nueva palabra que pudiera expresar más que un "te quiero", "te amo" o "te adoro" aderezados con un adverbio de cantidad (el cual a su vez raya en lo cursi al querer expresar tal cantidad de sentimiento; e. g. muchisisisisísimo --¿le suena a alguien?, porque a mí sí) o incluso una palabra coloquial como "un chingo": cantidad equivalente al amor inconmensurable de un adolescente, es decir, ¡una cantidad bárbara!

Además, si se fuera estricto en el lenguaje, utilizar la palabra adorar nos remitiría a un estado enfermizo de fanatismo nada deseable para las bondades (a veces) del sentimiento amoroso.

Mi querida cómplice y musa, bastante inteligente, me mató amorosamente con una frase: "te quiero infinito".

¡Coartó mi libertad de expresión! Después de eso, ¿qué dices? Creo que tras la medida de cantidad no habría más que la medida de tiempo, porque de no existir ese máximo del tiempo no habría nada más. 

Así que ahora, en estas ociosidades lingüísticas y mientras me llega la inspiración para proponer una nueva palabra, me atrevo a contestarle: "te amo la eternidad".