Día 55. Aprés 24h

La costura de Dios-Gustavo Cerati

La vida debería ser así de tranquila, de sublime, de bella... los hermosos momentos deberían entrar sutilmente, como las cuerdas de esta guitarra en la pieza de Cerati... Finalmente nuestro corazón sigue latiendo a pesar de todo... fluimos, dejamos al tiempo correr sin darnos el chance de flotar y perdernos de vez en vez en quién sabe dónde...

Después del arrebato dominguero... pues nada, que resulta que estoy yendo a un taller de masaje relajante y que me ha empezado a servir mucho. Porque no sólo se trata de dar masaje sino de entrar en comunión con el espíritu, con todo y que suene a un vil lugar común.

Como a muchos que conozco y que he conocido, eso de que te suelte las riendas el mundo pega --y muy duro-- de recién, no fui la excepción. Me escudo en la tesis para mucho y no he hecho nada, pero ya estoy tomando vuelo... como cuando jugaba americano: nos detenían yardas atrás y la gente gritaba: "vamos Cóndores, es para tomar vuelo". Era maravilloso. Y ahora trato de vivir así, sin frustarme por el atraso, con la firme idea de saber que es sólo para tomar vuelo.

Y me perdí el supertazón... y me perdí una de las escasas reuniones familiares luego de que la muerte vino a rondar por un largo periodo.

En casa, desde que comencé a tener uso de razón, tres cosas habían como credo prácticamente, bueno, cuatro: música, toros, futbol americano y el catolicismo de mis padres... Sólo de una pude desligarme, aunque no del todo, lo confieso: las tradiciones pesan.

Y terminé yendo a la corrida de aniversario de la Plaza de Toros. Con todo y que la tradición choca con mi espíritu. Pero es que aquello me conforta de vez en cuando por ciertos extrañamientos... La Plaza, la música en vivo que adereza los Oles, la emoción que te da la estampa de aquellos hombres que mueven la muleta con maestría, con gracia, con una lentitud y temple que hacen gritar de emoción. Pero luego, la ineptitud, los chiflidos, los sonidos del animal algunas veces cuando la espada entra mal... Sí, todos tenemos algo de perversión dentro... Y las tradiciones siguen pesando...

Por eso el otro arte, el que no lastima más que a quien se expresa con las entrañas... Fui al estreno de una versión contemporánea del clásico de ballet Giselle, y de verdad que es bueno que se den una vuelta el fin de semana a la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario... eso que hace allí la compañía de Alicia Sánchez creo que es lo que hace falta con el clásico en nuestro país: que se atrevan a montar versiones contemporáneas, los mexicanos desaprovechamos mucho la creatividad (de eso también conozco a varios, ¿verdad Dr. Jeckyll?).

Luego, eso de visitar Chapultepec de noche, si no lo han hecho no tienen perdón de nadie si es que se sienten buenos chilangos. La UNAM ofrece paseos nocturnos los miércoles y es una experiencia verdaderamente interesante, maravillosa. Tenemos un bosque hermoso y visitarlo con la compañía de la luna es mágico.

Hay que darnos el chance de flotar y perdernos de vez en cuando...