Bittersweet symphony

Hablar de cosas favoritas en la vida es quizá ocioso. Sé que es en parte por mi forma de ser obsesiva pero también es porque en cierto modo busco describirme a partir de lo que existe en el mundo, en mi realidad.

He caído en cuenta que justo este espacio virtual, "Donde los sonidos se vuelven letras...", es una proyección de mi mundo real. ¡Ja! Eso pasa por ver películas que te dejan pensando más de lo normal (véase, "Y tú qué "#%$# sabes?" [What the bleep do we know?]), altamente recomendable si son de los que en algún momento hablan con ustedes mismos frente al espejo).

El punto es que hoy sólo quiero hablar de mi canción favorita de todas en todos los tiempos (vaya poca humildad, ¡como si conociera toda la música del mundo!). Quiero decir, mi canción favorita dentro de mi limitado conocimiento musical: bittersweet symphony de The Verve...

Me gusta porque sus notas sencillas me hacen sentir como si despertara poco a poco, después de un gran letargo (siempre he dicho que me despertaría de un estado de coma). Como si dejara a cada parte del cuerpo integrarse al mundo lentamente, sintiendo a los otros...

Y de pronto estalla un latido que integra al cuerpo entero. Entonces se pone uno en pie y comienza a caminar (justo como el video de la canción donde Richard Ashcroft, el vocalista, camina por la calle y choca contra toda la gente), abstraído pero a la vez dentro del mundo. Acelerando la marcha, sintiéndose libre, como dice la letra, dejando sonar a la melodía. Teniendo muy en cuenta que uno sí puede cambiar su esquema, "el molde", aunque allí se diga lo contrario; de ahí lo ambiguo, lo agridulce...

Y luego un respiro, un descanso... para tomar aire y observar. Detenerse un momento a observar... para empezar otra vez. "Porque esta vida es una sinfonía agridulce...".