martes, febrero 08, 2005

Día 3. Trainspotting o el metronauta defequense

Hacía años que no utilizaba el metro citadino diariamente para transportarme porque hacía años que no trabajaba y que no salía de algunos kilómetros a la redonda de la querida Ciudad Universitaria. Había logrado mantener mi posición afortunada como estudiante mantenido, aunque ahora la simulo más.
La última vez del uso del metro todos los días fue cuando trabajaba de mensajero o mejor dicho, llevapapeles, y los otros "colegas" me dijeron que no llegara temprano porque los regañarían a ellos. Así comencé mi vida intelectualoide, caminando por la ciudad y sus museos, tomando café y leyendo el periódico al mediodía en el Sanborn's de los Azulejos (tengo que hacer promoción a mi benefactor Slim), sintiéndome etnomusicólogo, al ser quizá el primer visitante de la fonoteca del Museo de Antropología, cuando la inauguraron.
Antes de eso, viajaba frecuentemente en la línea verde, desde la colonia Roma, cuando la época de barros y espinillas, de besos de piquito y primeros descubrimientos de protuberancias y estimulaciones. Aunque también de inicios en el vicio del tabaco.
Y mucho antes de eso, en los años cercanos al terremoto del '85, usaba la misma línea hasta Niños Héroes, camino al kinder o al CENDI, mejor dicho, porque era hijo de empleado federal y no había dinero para guarderías privadas. Bueno, lo único que ha cambiado es que ya no soy niño y ahora soy hijo de pensionada federal.
No recuerdo mucho de aquellas épocas, pero mi kinder se derrumbó, fui niño damnificado y conocí a otros niños en el kinder alterno, cerca de la Estación de Ferrocarriles de Lindavista. Me cuentan que siempre que pasábamos por la estación Etiopía, decía que lleváramos a los niños que vivían ahí, la leche que no me tomaba y que siempre me restregaban al decir: "tú desperdiciando y los niños de Etiopía sin tener qué comer". Eran las épocas de hambre endémica (no hambruna, según mi querida ex, internacionalista). África era tema recurrente en los medios.
Tantos recuerdos, tantos pensamientos, tantas y tantas historias viajando diariamente...
Hasta hace muy poco, en una de tantas pláticas sobre vacas voladoras y elefantes con tou-tou, un buen amigo (quizá me chamaqueó) me dijo que la estación se llama Etiopía porque las palmeras que hay en los alrededores las trajeron de allá.
"Será el sereno", diría mi abuela y el pretexto de hablar sobre el gusano naranja defequense vino cuando, la semana pasada, subió un vendedor de tantos anunciando la película de Juan Osorio: "Mi verdad", "en formato para DVD y VCD"... y días antes, el disco de poemas "con los mejores
declamadores del país... Enrique Rambal... Mariano Osorio..." (qué!!!???).
No pude evitar pensar en la terrible comparación entre Rambal y Osorio (Mariano), aunque no le voy ni a uno ni a otro; y en lo bello que era viajar hace algún tiempo: Podía uno dormir entre estación y estación sin despertar sobresaltado por el amplificador que cargan para que
escuches lo que compras; podía uno leer sin ser interrumpido por el supuesto sordomudo que te avienta los dulces que vende, sobre las piernas; podía uno estar tranquilo sin preocuparse por los sospechosos que antes de cerrar las puertas arrancan las cadenas de las descuidadas y corren presurosos (y que llevan de tanto correr los zapatos rotos).
Todo ha cambiado. En las noches, cuenta la leyenda urbana, no se debe viajar en el último vagón si no se es gay, aunque si viajas en los primeros y sólo hay tres o cuatro personas en todo el carro, puedes presenciar el "apareamiento discreto" de una pareja heterosexual.
Antes, efectivamente, se cedían los lugares a las mujeres. Hoy, ya no se sabe qué hacer ante la liberación femenina que les dió armas para usar a su conveniencia (a algunas, no a todas, por supuesto).
Algunos hombres dormimos de verdad, otros lo simulan. Aunque para muchas mujeres, el
hombre no puede cansarse y ella sí, cuando quiere. No soy machista ni misógino, las mujeres son otra de mis pasiones. Pero no conformes con hacernos creer que tenemos el control en las relaciones, abusan de la supuesta igualdad.
Verdad o mentira, mejor o peor, lo cierto es que el metronauta es y seguirá siendo parte imprescindible dentro de la diversidad cultural citadina y es innegable también que, a veces, se encuentran buenas ofertas en el mundo subterráneo.
Además, con nada podrán compararse los segundos de felicidad en las miradas cruzadas con algunas viajantes y las breves, pero quizá intensas historias imaginadas con ellas.
Continuará...
© Organista

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya tino el suyo de postear sobre el metro precisamente hoy, que por alguna extraña razón, estuvo averiado o por lo menos no funcionando al 100% durante toda la mañana. Provocando que todos los metronautas llegaramos tarde a nuestros compromisos. Y luego si eres uno de esos metronautas que llega tarde a todos lados como yo ... Pus

Anónimo dijo...

Se me olvidaba...tambien tienes que hacer un post conmemorativo del temblor del 85, como niño damnificado y alumno de los Cendis de renovación habitacional. Con una reseña de lo que se siente tomar clases extramuros desde tan temprana edad. Por cierto una de mis teorias acerca del mal funcionamiento del metro, es que se trata de un boicÓ de parte de los mismos malandrines que hoy tomaron no pacificamente las instalaciones de tu Prepa 6... Quieren demostrar como pueden dominar al mundo desde Coyoacan comenzando por provocar el caos generalizado en la ciudÁ de la esperanza, para luego gobernar el país y a posteriori el mundo entero. Y Gracias por los tips de viaje en el metro, nomás publica por favor los horarios en los que los de adelante se vuelven zona de apareamiento y los de atras se cubren de pluma y lentejuela, pa saber e ir prevenido. Recomiendo por ultimo dejar el habito del cigarro, pero nunca el vicio de las protuberancias y estimulaciones, ni los besos de piquito

Mafaldinha dijo...

Chale, en verdad que hace mucho no viajas en metro. Bueno, es gracioso saber las impresiones de alguien como tú, que en lugar de "guácala que asco la gente cochina que se te acerca", o "ese olor a sobaco fresco" disfrutan del paisaje y los servicis extras... jajaja.
Pues bienvenido al mudo de los pobres diablos sin más medio de transporte que la limo naranja. Por cierto, ¿ya te subiste a los nuevos vagones de la línea dos? están bien chidos, aunque uno se rebala con facilidad en los asientos por lo cual es más dificil realizar esas tareas como los coyotitos o leer.
Te extraño muchahito. Espero que te vaya bien. Visita mi blog. ¿Ese de arriba es Gonzalo verdad?...Bye.

Dantés dijo...

Pues si el metro ha sido parte de mi vida, sólo que ahora a diario.
Tienes razón Cris, los nuevos vagones de la línea 2 están bien chidos y tienen tubos enmedio por si te animas a pedir dinero haciéndole a la bailarina exótica.
Alguien descubrió al anónimo... jajaja

Anónimo dijo...

Pues si soy yo y que ??? El anonimo se despide para siempre

Licorne Bleue dijo...

Para el anónimo: me gustaría que usted se pusiera en contacto conmigo, ya que me parece una persona genial y bastante interesante, y porque supe tambien que usted gusta de enterrar personas en la arena al atardecer...
Gracias de antemano, y una disculpa para Dantes por haber usado su blog como medio, pero creo que comprenderá...