lunes, febrero 28, 2005

Día 7. Cuando sea grande...

"Cuando sea grande, quiero tener harto sexo para tratar bien a los demás..."

Siempre he creído que uno mismo hace el camino, pero lo que escapa de nuestro control es cruzarnos con otros por ahí, con los de las patéticas vidas, y tener que soportarlos.
Estoy seguro que aquí habrá alguien que escuchará mis lamentos y súplicas; al menos dentro de la red puedo creer en un ser supremo, creador de todo lo visible y lo invisible, con el poder suficiente para desaparecer mi existencia en su espacio.
Entonces, a ti, creador, te hablo. Tú que eres capaz de hacer y deshacer aquí dentro, ayúdame a tener harto sexo pa' no chingar a los demás cuando sea grande. Ayúdame a no ser un cerdo oficinista, con un puesto en el que me pusieron por ser el perfecto lamebotas que "tiene puesta la camiseta de la empresa" y cuida su dinero (el de la empresa) como propio.
Ayúdame a satisfacer mis perversiones en casa, pa' no frustarles el día lleno de nubes y cielos azules, a los pobres que tienen que poner su cara suplicante para refrendar su beca o lo que tengan que venir a pedirme.
No me dejes caer en la tentación de sentir que porque tengo lana pa' vestir mejor, he pasado de mono a Príncipe de Gales. Y líbrame de toda mamonería. Amén.


P.S. Sabía que pasaría un día de estos. Resulta que estuve visitando a la comunidad bloggera, dejando mensajes por doquier, pero las estúpidas conexiones a las que nos someten a los clasemedieros jodidos, pierden los datos en el limbo. Así que:
-Anónimo: No le doy nada a Gonzalo. ¡¡Somos brothers!! y con eso basta.
- Chinísima: Entiendo tus pesares. ¡Si tan sólo cayera el sentido común en quienes carecen de él!
- Es mi nombre Berenice: Vive y no te lamentes por lo que pueda suceder.
- Yo soy quien soy o Carnal Marcelo: Que bueno que tú dejaste presente aquí lo que vimos el viernes. Intenté escribir sobre eso pero borré todo porque estaba muy de huevísima (jajajaja).
- Card Captor (o el que no es): Muy amable en no chingarme, aunque te contaré si prosperaron tus buenos deseos.
- Licorne Bleue: Que la vida nos lleve por donde sea necesario...
- Mafaldavive: No he podido entrar a tu blog.
(jadeos)(sólo me dio tiempo para esto...)(over and out)

miércoles, febrero 23, 2005

Anexo 1. Día 6

Hubiera querido hacer una presentación triunfal pero nadie como él... Mejor diríjase usted, si aún no lo ha hecho, estimado lector, a la ciudad de Gonzálo, el único acertado para transcribir la locura cotidiana.
http://gonzalopolis.blogspot.com/
¡Salud, carnal Marcelo!

Día 6. Estar bien y no saber si disfrutarlo

Había comenzado a escribir sobre la hueva y el cabeceo matutino en los asientos del metro, pero más hueva daba leerlo, así que mandé al carajo aquellas letras... El título sugiere masoquismo en mi ser, pero no, el asunto va más allá.

Lunes y martes fueron de relaciones públicas y conocimiento de la política mexicana actual. El rector de la UNAM, el presidente del Universal, el presidente de la Cámara de Diputados. Camacho Solís y Amalia García (chiquita pero cómo impone) por un lado, Beatriz Paredes y Muñoz Ledo por el otro (politiquillos reconocidos en el país...) (lo digo por la querida Amélie que desde Canadá lee esto :D).

La idea central: instaurar o no un nuevo sistema de gobierno en México, que incluya un primer ministro o jefe de gabinete... ZZzzzzzz... Fui como "asistente" de mi jefe de mí (¡Ja!)... sí aquel gruñón que no deja comer ni ir al baño... pero contrario a lo esperado, el ambiente fue mucho mejor de lo que pude imaginar... ¡hasta su vida me contó! Ahora lo admiro y respeto más pues fue discípulo del master Granados Chapa.

¿Y eso que carajos importa aquí? Pues que me ha ido muy bien en la oficina y no puedo atribuir ninguna razón para que sea así, pues mi colega vespertino (pa' guardar su nombre) dice que el jefe es bastante hostil con él y eso que lleva más tiempo que yo. Es terrible el ambiente pues no sabes cuándo caerá el madrazo. Vives sólo pensando en él...

Ahí radica entonces aquello de estar bien y no saber si disfrutarlo. Aunque... no sólo estoy bien por eso. Adoro la belleza que hay alrededor (y vienen las cursilerías)...
Salí de la Fac hace un rato, con el olor a tierra mojada intentando retenerme un poco más allí. En la mañana, una mujer escuchó mi nombre cuando Penny se despedía. Dos estaciones adelante, la mujer se levantó del asiento, sonrió y me dijo: "siéntate Carlos". Bajó del vagón y se fue.
Señora madura, desconocida, ofreciendo el asiento a chamaco solitario... aún existen cosas para sonreír en este mundo. A pesar de tener oportunidades de vivir y dejarlas pasar.

Me voy porque este texto no tiene pies ni cabeza. Para compensar estas divagaciones, ahí les dejo otro sonido vuelto letra.

Escuchen Facades de Philip Glass y piensen en esto:

Hace tiempo que te busco... No hay rastro de ti... Corro... Busco incesantemente, anhelo mirarte... ¿Y dónde puedes estar? ¿Me quieres? ¿Piensas en mí? Llevo así varios días... Ahora sólo camino. Me siguen impulsando tus recuerdos...

jueves, febrero 17, 2005

Día 5. San Valentín...

Principio de semana. Séptimo lunes del año con las mismas caras de cansancio, preocupación o soledad, que llenan los vagones del metro, camiones y autos en dirección al trabajo o la escuela.
Más allá de lo acostumbrado, en el ambiente se percibe el color rojo -que horas más tarde inundará gran parte de la ciudad-, tanto en la ropa de la gente como en las entradas de los restaurantes adornados con globos en forma de corazón.
Una señora, sentada en una banca, pide al joven que camina frente a ella que le dé “fuego” para encender su cigarrillo. Él se acerca y hace lo propio, al tiempo que ella le agradece y dice: “Felicidades”.
Las plazas y parques están llenos. Los restaurantes ni se diga. Las parejas y grupos de amigos ocupan las calles y llevan por los menos una rosa en la mano cada uno.
Qué más da saber por qué hoy felicidades o por qué el rojo en la ciudad. El asunto está en tratar de seguir la costumbre de ser amigable, saludar a los conocidos y regalar una tarjeta o cualquier cosa para evitar herir al ser amado, un tanto frustrado ante la bolsa con globos y chocolates que lleva la persona de adelante.
Los vendedores aprovechan la ocasión y ofrecen al cliente los productos más cursis de su catálogo, aquellos que no se venden con frecuencia: el disco pirata, titulado y editado especialmente para conmemorar la fecha; el oso de peluche, con un ojo más grande que el otro y un letrero que dice: Happy Valentine’s o el perro, también de peluche, con cara de tristeza; y “la rosa luminosa” o “la bolsa de moda, de novedad”.
Pero la amistad tiene algunas veces extrañas formas de mostrarse: los solitarios, quienes toman café con la mirada perdida mientras un muchacho se acerca y les dice: “Hola amigo, ¿una paleta de chocolate para tu novia?”, responden con una cara poco amable.
El “amor” es raro también, pues mientras una mujer toma fotografías con el teléfono celular a su pareja, otros discuten o terminan su relación. Y mientras el grupo de amigas habla del novio perfecto y un muchacho está hincado con el discurso de declaración, el barrendero tiene que interrumpir el idilio para limpiar los restos de los obsequios tirados.
Y en cuanto a los regalos… el niño que ruega le compren una flor, tiene que soportar que discutan frente a él si es o no un desperdicio regalar rosas o que le digan: “Consígueme novio y te compro”. Y el hombre que lleva de la mano a su mujer, dice a alguien por el teléfono celular: “¡No, pues cómo te va a regalar algo el gañán ese con el que andas!”.
Ya en la noche, de regreso a casa, una persona cede el asiento al señor que lleva su niña en brazos. Todos miramos cómo la observa detenidamente, la acaricia y le da con cuidado el biberón. Aunque, ni ella ni nosotros sabemos, que como muchos el día de hoy, quizá lo hace sólo para seguir la tradición y mostrar al mundo que es el día del amor y la amistad.

PostScriptum: Querido lector, como este espacio es ajeno a toda regla en el mundo real, la actualidad característica del periodismo, aquí opera distinto. Y como me obligaron a hacer la crónica, hela aquí... No gustamos mucho la neta, pero ¡bueno! Y por cierto, a aquella persona que no sabe de esto pero que deja recados en mi auto, como el del 14, ¡¡gracias!! me hizo el día.

sábado, febrero 12, 2005

Día 4. Las cosas que escapan de nuestro control

Y entonces, él le dijo todo. Y entonces, ella lo encontró. Y entonces, él se emocionó. Y entonces, se dio cuenta de que no pasaría nada entre ellos. Y entonces, sólo suspiró...
¿Alguien sabe por qué conocemos a personas maravillosas en momentos inoportunos? ¿Por qué es tan difícil encontrarse con personas que deseen lo mismo que tú en el momento justo? Llevo años preguntándome eso y espero algún día poder descifrarlo (Si alguien tiene una prima, una amiga, hermana o lo que se le asemeje, con las mismas preguntas filosofales, pues presente ¿no? ¿o qué?).
Así comienza la nueva aventura escolar, añadida a la de la jornada laboral... Siempre es agradable regresar a las entreclases de socialización en la explanada de la Fac, a echar el cigarrito y/o el cafecito.
¡Cómo se extraña eso en el trabajo! Más cuando olvidas la cartera, regresas por ella, se te hace tarde y tu jefe te pone una cagotiza peor que la de tu papá cuando le pegaste al coche: "Esto es periodismo, dime sí vas a poder o qué... bla, bla, bla...".
En dos días las plazas y el espacio urbano en general, se inundarán de corazones rojos, por aquello de San Valentín... ¿será que sienta feito?
Hoy, el seso está un poco seco porque es tarde de sábado y estoy en el mood de rentar películas y encerrarme a vegetar. ¡Ah! y porque "entonces, sólo suspiró"...
Me despido, regresando a los sonidos que se vuelven letras, ahora con el turno de Gustavo Cerati y "La costura de Dios":
Escucho tus latidos cerca de los míos. Dormir a tu lado me tranquiliza.
Te observo desnuda, tendida en la cama. Recorro tu cuerpo en una mirada.
La emoción de tenerte así, llena mi vida. ¿Recuerdas cuando nos perdimos?

jueves, febrero 10, 2005


metro furtivo
© Organista

martes, febrero 08, 2005

Día 3. Trainspotting o el metronauta defequense

Hacía años que no utilizaba el metro citadino diariamente para transportarme porque hacía años que no trabajaba y que no salía de algunos kilómetros a la redonda de la querida Ciudad Universitaria. Había logrado mantener mi posición afortunada como estudiante mantenido, aunque ahora la simulo más.
La última vez del uso del metro todos los días fue cuando trabajaba de mensajero o mejor dicho, llevapapeles, y los otros "colegas" me dijeron que no llegara temprano porque los regañarían a ellos. Así comencé mi vida intelectualoide, caminando por la ciudad y sus museos, tomando café y leyendo el periódico al mediodía en el Sanborn's de los Azulejos (tengo que hacer promoción a mi benefactor Slim), sintiéndome etnomusicólogo, al ser quizá el primer visitante de la fonoteca del Museo de Antropología, cuando la inauguraron.
Antes de eso, viajaba frecuentemente en la línea verde, desde la colonia Roma, cuando la época de barros y espinillas, de besos de piquito y primeros descubrimientos de protuberancias y estimulaciones. Aunque también de inicios en el vicio del tabaco.
Y mucho antes de eso, en los años cercanos al terremoto del '85, usaba la misma línea hasta Niños Héroes, camino al kinder o al CENDI, mejor dicho, porque era hijo de empleado federal y no había dinero para guarderías privadas. Bueno, lo único que ha cambiado es que ya no soy niño y ahora soy hijo de pensionada federal.
No recuerdo mucho de aquellas épocas, pero mi kinder se derrumbó, fui niño damnificado y conocí a otros niños en el kinder alterno, cerca de la Estación de Ferrocarriles de Lindavista. Me cuentan que siempre que pasábamos por la estación Etiopía, decía que lleváramos a los niños que vivían ahí, la leche que no me tomaba y que siempre me restregaban al decir: "tú desperdiciando y los niños de Etiopía sin tener qué comer". Eran las épocas de hambre endémica (no hambruna, según mi querida ex, internacionalista). África era tema recurrente en los medios.
Tantos recuerdos, tantos pensamientos, tantas y tantas historias viajando diariamente...
Hasta hace muy poco, en una de tantas pláticas sobre vacas voladoras y elefantes con tou-tou, un buen amigo (quizá me chamaqueó) me dijo que la estación se llama Etiopía porque las palmeras que hay en los alrededores las trajeron de allá.
"Será el sereno", diría mi abuela y el pretexto de hablar sobre el gusano naranja defequense vino cuando, la semana pasada, subió un vendedor de tantos anunciando la película de Juan Osorio: "Mi verdad", "en formato para DVD y VCD"... y días antes, el disco de poemas "con los mejores
declamadores del país... Enrique Rambal... Mariano Osorio..." (qué!!!???).
No pude evitar pensar en la terrible comparación entre Rambal y Osorio (Mariano), aunque no le voy ni a uno ni a otro; y en lo bello que era viajar hace algún tiempo: Podía uno dormir entre estación y estación sin despertar sobresaltado por el amplificador que cargan para que
escuches lo que compras; podía uno leer sin ser interrumpido por el supuesto sordomudo que te avienta los dulces que vende, sobre las piernas; podía uno estar tranquilo sin preocuparse por los sospechosos que antes de cerrar las puertas arrancan las cadenas de las descuidadas y corren presurosos (y que llevan de tanto correr los zapatos rotos).
Todo ha cambiado. En las noches, cuenta la leyenda urbana, no se debe viajar en el último vagón si no se es gay, aunque si viajas en los primeros y sólo hay tres o cuatro personas en todo el carro, puedes presenciar el "apareamiento discreto" de una pareja heterosexual.
Antes, efectivamente, se cedían los lugares a las mujeres. Hoy, ya no se sabe qué hacer ante la liberación femenina que les dió armas para usar a su conveniencia (a algunas, no a todas, por supuesto).
Algunos hombres dormimos de verdad, otros lo simulan. Aunque para muchas mujeres, el
hombre no puede cansarse y ella sí, cuando quiere. No soy machista ni misógino, las mujeres son otra de mis pasiones. Pero no conformes con hacernos creer que tenemos el control en las relaciones, abusan de la supuesta igualdad.
Verdad o mentira, mejor o peor, lo cierto es que el metronauta es y seguirá siendo parte imprescindible dentro de la diversidad cultural citadina y es innegable también que, a veces, se encuentran buenas ofertas en el mundo subterráneo.
Además, con nada podrán compararse los segundos de felicidad en las miradas cruzadas con algunas viajantes y las breves, pero quizá intensas historias imaginadas con ellas.
Continuará...
© Organista

martes, febrero 01, 2005

Día 2. Lo que mal empieza... ya veremos

Ayer, aunque de practicante, comencé oficialmente la vida laboral profesional (?). Ja! El mismo cuento del servicio social, sólo que en el espacio privado. Mis labores secretariales, que por ahora no se dan del todo por la "semana de aprendizaje", no tienen, por supuesto, mucho que ver con el periodismo.
¡¡Estoy encabronado!! Por la ineptitud y hueva de aquellos inmiscuidos en el proceso de selección, pues aquí tu perfil, habilidades o competencias -como les dicen de manera elegante- valen madres. Si deseas entrar, ni te tomes la molestia de hacer bien tu curriculum. Igual puedes ser un muy buen analista político y terminar en espectáculos o viceversa, porque a nadie se le ocurrió ver que eres Juan Pérez y en Palitos I aprendiste también a hacer bolitas.
Sí, ya sé que lo laboral siempre es distinto a lo que se enseña en las escuelas y que la vida "real" es siempre otra cosa y bla, bla, bla..., pero de lo que me quejo es del desperdicio de cerebros. Me quejo de que en otras empresas, la selección es rigurosa precisamente porque demuestras qué capacidades tienes para el puesto. Conocí y he conocido personas valiosísimas en muchos aspectos y están desperdiciadas vilmente en donde fueron asignadas porque simplemente no es su medio natural.
Bueno, tenía que sacarlo porque particularmente hoy fue un mal día. Son más los que insisten en que debería pedir mi cambio y estoy en una disyuntiva porque no sé si moveré las aguas para bien. ¿Qué provecho periodístico puede sacarse de enlazar llamadas, comunicar al jefe con el senador Juan de las Pitas mediante secretarias resentidas con la vida (afortunadamente no todas), contestar llamadas y correos... cuando no te interesa en lo mínimo ese mundo?
Lo peor: muchos saben que mis tripas son particularmente obsesivo compulsivas, hablan lenguas muertas en presencia, casi siempre, de personas que acabo de conocer y gracias a ello me he ganado a pulso el parentesco con Don Galleto, la Tía Rosa, Aunt Jemima, Marinela y demás reposteros (no reporteros, no me traicionó el inconsciente... ouch!) de respeto, pero ayer fui regañado por ir a comprar algo de sus dotaciones para la tripa escandalosa y rebelde. Regresé a la primaria. ¡Debo pedir permiso para ir al baño y para comer!
Dos días y así las cosas. Más valía soltarlo y no acumularlo, si no qué infierno.
Mamá, soy Carlitos, no quiero crecer, ya no juego a ser "periodista" :D
Afortunadamente hay música en casa mientras escribo esto. Mis bestias se han calmado ya y me han dado fuerzas para seguir en la búsqueda... mañana será otro día (lugar común tan vil como much@s personas que conozco).
Por hoy me despido. Mientras, mi fiel pluma y grabadora se empolvan y la melcocha, más barata que como la anuncian en otros blogs ;) no se ha ido, ni se irá. Suspiro, como siempre:
Para ti...
Que sintieras mis pensamientos y deseos, que supieras cómo reacciona mi cuerpo al pensar en ti, que nos imagines juntos, aunque nos conozcamos poco.
Que tus ojos me buscaran como cuando te veo de lejos,que tus labios hablaran con los míos y tu lengua me hiciera vibrar.
Que tu pelo se enredara con el mío y tu cuerpo no deseara apartarse.
Que tus palabras se entendieran con las mías y tu mente se quedara conmigo para siempre.