martes, julio 19, 2005

Hace un par de horas que venía hacia el diario, el cielo lucía radiante, transparente, con un azul cristalino. La gente en mi colonia (cerca de los alpes ajusqueños al sur de la ciudad) caminaba sobre el suelo mojado para iniciar sus labores vacacionales. Los perros buscaban los rayos solares para despertar completamente. Era un día que animaba. Sentí como si acabara de despertar en un pueblo lejano y me dirigiera a desayunar y tomar café en alguna placita al aire libre.
Pero ahora, los efectos del huracán Emily han hecho que las nubes cubran esta inmensa olla en la que se encuentra el Valle de México. Y lo que pintaba para hacer mi Acapulco en la azotea al rato, es un día oficinesco más: sentado frente a esta computadora (que al menos tiene bocinas y espero no me digan nada por escuchar "bajito" la radio por interné), contestando llamadas, atendiendo gente que quiere ser colaborador (ja! como si fuera tan fácil), borrando esto una y otra vez para que el jefe no lo vea cuando viene a asomarse, editando cartas...
Bueno, podría ser peor.
Quizá al rato salga otra vez el sol y regrese mi Acapulco citadino...

P.S. Estimado lect@r: gracias por su paciencia.


3 comentarios:

YO SOY EL QUE YO SOY dijo...

Si!!!

Se siente la adrenalina correr por las letras furtivas a espaldas de tu jefe ...

Que emoción!!!

Jessica Sosa Echagaray dijo...

jajaj, tiene razon el usuario con nombre de decreto metafisico: se sienten tus cosquillas y nerviosismo por ser cachado in fraganti
por lo demas, disfruta de los dias con un clima tan bello...son los mejores

Licorne Bleue dijo...

Voilà!!! Le soleil brille sur nous maintenant! comment est-il beau, il fait les petits goutes d'eau scintiller sur chaque feuille, chaque fleur, chaque visage mouillé (même si les goutes de ce visage sont des larmes, ils brillent aussi) Alors, fais un sourire, mon petit dauphin, le temps passe si vite... profite de ta dérnière semaine, fais des nouveaux rêves
:)