Hasta hace poco el Noa-Noa, No tengo dinero y No vale la pena, habían sido suficientes para criticar como pudiera a Juan Gabriel. Aunque una que otra canción cuya letra sé de memoria, me hacía siempre pensarlo dos veces...
Y seguiría en lo mismo de no ser porque ayer(30 abril), en uno de los conciertos que dio en el Auditorio Nacional, me tuvo con el nudo constante en la garganta hasta deshacerme todito con Amor eterno en vivo y sus dedicatorias amaneradas "Para todas las mamás..." y muy particulares comentarios entre estrofa y estrofa. ¡No hay derecho!
Seguiría criticándolo de no ser por las caras de felicidad de todos los allí presentes, incluso de señores que bromeaban y le chiflaban y no dejaban de corear sus canciones que reconozco que son muchas y muy buenas.
Continuaría destrozándolo si no hubiera tenido durante dos de las tres horas que duró el "chou", la piel completamente erizada por la sensibilidad y emoción que transmitía.
NO dudaría un instante en evitar a toda costa que siguiera escuchándose en mi casa, si el mariachi que le acompañó después de un rato, no hubiera recordado que son de su autoría muchas de las canciones que uno canta ya naturalmente cuando llega la hora del recuerdo y la
nostalgia "after party".
Su coqueteo y modo de jugar sensualmente con la base del micrófono, como si se lo fuera a devorar entero, sería el motivo perfecto para desacreditarlo. Pero como ayer me mató mi madre al decirme "Gracias niño, por invitarme a ver a Juan Gabriel. Nunca lo había visto en vivo"... Ni hablar. "Dime cuando tú vas a volver AH AH..."
Sean felices!!