sábado, noviembre 03, 2007

Tal vez la vigilia aumenta la sensibilidad, la emocionalidad. Acaso lo hace el contacto físico, compartir la intimidad y recordar los labios ajenos.

Luego de más de 24 horas sin dormir, de romper reglas, de probarme a mí mismo tantas cosas, no he podido contener el sentimiento que provocó aquel niño que lloraba desconsolado por la impotencia de ver perder a su equipo. Y es que él, cuando juega, muere siempre allí dentro y sólo es posible sacarlo en camilla, enojado por no poder seguir buscando las yardas que su equipo necesita.
Pero hoy, sigue siendo sólo un niño en la tribuna y no puede hacer más que gritar a sus ídolos u organizar la porra como el niño de al lado, también de su equipo, que ante la mirada atónita de todos cuando le grita al árbitro o al jugador del equipo contrario: "¡Hijo de puta!", obliga a sonreír y contestar enseguida a coro: "¡Putísima!".
Un compañero de tribuna, mayor, cuyo viejo jersey encima hace pensar que seguramente jugó también a la misma edad de quien hoy llora, lo observa y se solidariza con él. Y con la misma impotencia y la misma rabia, lanza un grito de enojo cuando los nuestros regresan a vestidores con la cara baja: Un puma no debe agachar la cabeza nunca, campeón--le dice.
Más tarde, fuera de allí, la larga fila de autos con las cajuelas abiertas para sacar los víveres que una televisora recolecta para enviar a Tabasco...
Después, la amiga que resbala al mostrarse ante Terpsícore y la angustia de hacerlo en una competencia.
Muchos días en uno solo, pero se está tranquilo cuando logras sentir que perteneces todavía a un mundo que en ocasiones puede mostrar que se preocupa por alguién más.
Justo lo necesario para, por fin, ir a dormir por hoy en paz...

6 comentarios:

sirako dijo...

dormir luego de pertenecer, como título para una buena película. da miedo.

Gade Herrera dijo...

Como me dijo una buena amiga: Uno no puede dejar de sorprenderse ante las cosas que pasan a nuestro alrededor.

Saludos Señor...

Cecilia Guadarrama dijo...

Gran experiencia... me encanta tener a alguien tan sensible en mi mundo. Y si, un puma NUNCA agacha la cabeza.
Besos

Libélula dijo...

Me acuerdo que mi hermano lloraba cada que perdía su equipo (América). Pero después de un tiempo entendió que no podía llorar cada ocho días jajajajajajajaja.


Saludos.

Saint Christopher dijo...

Esther Píscore?
jejeje
Chiste un poco local si no conoces a Les Luthiers.
La cantidad de eventos que hay alrededor, no siempre se tiene la capacidad para notarlos, o las ganas, quizá sí sea la falta de sueño, quizá sea solo una excusa, como siempre, un abrazo.

Cecilia Guadarrama dijo...

jajajaja... libélula tiene toooda la razón...