sábado, enero 29, 2005

Libertango

Hay una manía que tengo. A veces, cuando la emoción es grande, escucho una pieza, una canción, y dejo a mis dedos correr sobre las teclas. Es ahí cuando los sonidos se convierten en letras y todo comienza. Algunas veces es una porquería, pero la mayoría son proyecciones y verdades disfrazadas.
Si tienes la oportunidad de escuchar o ya lo has hecho, el Libertango de Piazzola, estas son las imágenes que trae a mi cabeza:
El mar... las olas rompen intensamente mientras bailamos al ritmo de las luces que tintinean en el cielo.Tu rostro, terso, invita a probar tu intimidad... Se desata la pasión y los cuerpos se unen con un solo movimiento... Luces nocturnas que acompañan a los enamorados.
De un lado a otro, caminamos, corremos.Te siento aquí, tan profundamente. La inmensidad del mar, tu inmensidad, la siento aquí mismo, dentro de mí. Nos elevamos juntos.
Soñamos despiertos y nos abrazamos.

Día 1. El nuevo mundo

Todo comenzó con un sonido, nadie lo escuchó pero seguro existió porque vino a caer aquí, donde los sonidos se vuelven letras...
Me presento ante ti como amo y señor de este universo, donde, si decides acompañarme mientras esto dure, eres bienvenid@. Tu misión consiste únicamente en no dejarlo morir, deberás compartir lo que piensas y sientes a pesar de saber sobre los modos en este medio tan fugaz y espeluznante: no se cuándo ni cómo pero quizá lo que dejemos en la red se irá (de ir, no de irar, como sería el español mexicano :D) algún día al limbo del mundo virtual.
Este no será un diario. Este será un lugar temporal donde vendré a dejar parte de mi vida para compartirla con quien se interese. No pienso contribuir a la desaparición de lo mucho que se expresa también a través de puño y letra, por más ecologista que sea.
Salud entonces por la fantasía y el deseo incesante de hacerla realidad.