martes, octubre 21, 2008

Día 117. Justicia

Era el típico día a las cinco de la tarde, detrás de un autobús, en espera que el tránsito cediera para poder avanzar.
Mientras Julieta Venegas hacía el día cantando en el autoestéreo; a un lado, un hombre viejo salía de la carnicería para luego abordar el destartalado vocho que apenas había logrado estacionar cerca de la acera.
La desesperación me había obligado a torcer el volante para intentar asomarme por un costado del armatoste de enfrente y poder enterarme por qué tardábamos más de lo habitual en caminar.
Esta acción de no estar completamente "derecho" pudo ser quizá la causa. 
"Ahorita me le clavo al pazguato éste de aquí adelante", debió haber pensado el viejo y, acto seguido, echó encima la lámina picada por el agua.
Cuando todos comenzaron a moverse, yo, muy seguro de que iba formado en mi lugar y el señor de al lado no arrancaría porque de hacerlo me daría un golpe, avancé... Gran error.
El viejo golpeó la puerta de mi auto. Por como escuché, imaginaba un enorme hoyo ahí. 
Nos volteamos a ver. Mi cara de angustia no fue nada comparada con la seguridad con la que el hombre de por lo menos 70 años se dejó ir nuevamente con todo el peso de su vehículo y se metió, valiéndole madres el segundo golpe.
En tres segundos caí en cuenta que aquello ya no había sido un accidente. Eso era completamente alevoso.
No sé cómo pero bajé del lado del copiloto en un segundo, para enfrentar al señor.
– ¿Qué pasó señor?–dije tranquilo.
–¡Usted tuvo la culpa!
–¿Culpa yo? ¡pero si vengo formado! Y encima de que me pega una vez, todavía me deja ir el coche de nuevo.
Nos estacionamos donde no estorbáramos.
–A ver, ¡no le pasó nada!
Si con nada se refería al traspaso de su notoria pintura azul cielo sobre el azul marino de mi "unidad", además de las ligeras abolladuras y rayones; no sé qué esperaba entonces. Es cierto, no era un gran golpe. Pero así no estaba antes.
Entonces vino la típica respuesta que debe tener todo conductor que se precie de serlo en esta ciudad capital:
–Eso sale con "polish".
El viejo me regañaba y me daba instrucciones además para arreglar sus pendejadas...
–Te doy 50 pesos.
Fue allí donde tocó mi corazón...
Comenzaba a recordar lo que había pensado minutos antes, cuando me percaté de su existencia mientras subía al destartalado sedán: "este pobre señor apenas lleva la comida, qué pena". 
De hecho, había contenido mi ansiedad de tocar el claxon para no fregarle el oído mientras pasaba al lado de mí y subía a su auto.
Estaba a punto de decirle "ya déjelo". 
Pero luego vino la imagen de su acción gandalla al rematar el golpe y, tras convencerlo de que 50 pesos no servían para nada, lo acompañé a su casa como me dijo.
En el camino pensé en rebasarlo y dejar que se fuera. Aunque por otro lado, ya en sus rumbos, igual podría llamar a sus hijos y venderles la idea de que trataba de aprovecharme de la situación y me podrían poner una golpiza peor que la de Fabiruchis por abusar de un anciano. Pero volvía la escena gandalla.
Llegamos a su casa. Sacó los 70 pesos que traía en la bolsa. 
–Seguramente el cambio de un billete de 100 con el que pagó en la carnicería–pensé. Mi conciencia me hacía pedazos por dentro.
–Déjeme ir a pedir para completarle los 100 pesos. Esta es mi casa– dijo.
Me remordía la conciencia, pero por otro lado pensaba en que aquello, aunque no serviría de mucho, era lo justo. No puedes andar por la vida haciendo cosas sin responsabilizarte de ellas. 
Yo, presuntuosamente, ¡educando a un viejo!
El hombre salió. Completó el dinero.
–Le pago porque es lo correcto. No pretendo aprovecharme de usted.
–Yo tampoco, créame que me da pena cobrarle pero tampoco lo puedo dejar así. No es justo.
¿Era justo? ¿Qué es la justicia?
–Estoy seguro que con eso bastará, si no, ya sabe dónde vivo...
Entonces, huí con todo y mi conciencia. Y sigo preguntándome, ¿qué es el karma? ¿Qué es la justicia?

5 comentarios:

Ana De Longa dijo...

"Eso sale con polish" Jajajajaja... cuántas veces no habré oído esa frasecita!

Por otro lado, y poniéndonos más serios, no creo que exista la justicia, o por lo menos que dicho constructo teórico pueda ser interpretado correctamente por cualquier humano que se precie de serlo.
Tampoco creo en la justicia divina, más bien creo en el equilibrio acción - causa - efecto.

El te golpeó alevosamente - daño tu coche - él te pago 100 varos(tenía que responsabilizarse de su acto y asumir las consecuencias)

El hecho de que tu Pepé grillo ande medio confundido radica en que eres una buena persona, eso es muy bueno. Sin embargo, el hecho de que fueras conciente del proceso acción - reacción - consecuencia, me parece todavía mejor. No es que estés quitándole los pocos centavos que tiene, simplemente estás cooperando para que el día de mañana el don piense dos veces las cosas antes de aventarse como lo hizo contigo.

Btw, cuánto tiempo!

Dantés dijo...

Sí, esa frase de veras que es tan propia de la cultura chilanga!
Justo ese análisis que hiciste lo hice: hizo algo y debe responsabilizarse de ello.
Pero bueno...
gracias :)

Anónimo dijo...

Creo que hizo usted lo correcto... No es tanto el hecho de cobrarle los 100 varos, sino hacerlo ver que -con todo y el respeto que merece por su avanzada edad- no puede andar por la vida haciendo y deshaciendo a voluntad, sin asumir las consecuencias. Perdonar demasiado al que yerra, al que ofende, es cometer una injusticia con el que no lo hace.
Estoy seguro de que otra hubiera sido la conclusión si el señor no estuviera en actitud gandalla; después de todo, usted es un persona muy noble. Como dijo Aristóteles, "si los ciudadanos practicasen entre sí la amistad, no tendrían necesidad de la justicia."

No sé si exista la justicia, pero al menos existe el polish jeje Un saludo!

Jessica Sosa Echagaray dijo...

soooooooooooopas
no, señor, pos pinche viejito cabron, pobre, pero no pendejo
nel, hicistessssss bien
o sea, si hubiera sido un golpe, bueeeeeno, pero DOS?
como puede haber gente asi?
sabes por que yo no lo habria perdonado? PORQUE YO JAMAS PODRIA HACER ALGO ASI, DE CHINGARME A ALGUIEN NA MAS PORQUE ESTOY ENCABRONADA
well done!
viejito ese, ojala la carne haya tenido cisticercos
a huevo!
grrrrr

Beetho San Doval dijo...

Polish, polish, polish... Hace unos días -el lunes pasado- me pasó algo similar, un imbecil -no hay otra palabra... bueno, si la hay, pero por ahora esa me gusta- me pega y usa otra de las tantas frases conocidas: ¡Fue su culpa! ¿Para qué se me metió? Claro, si uno toma en cuenta que el golpe fue hasta-hasta-atrás pues si... fue mi culpa, yo no vi que la parte trasera de mi auto le estorbaba para meterse al carril. Era un señor muy terco y más allá de su poco razonar y de no quererse hacer a la orilla o a un lugar donde no estorbara logro desesperarme. Total, tengo polish en casa. La patrulla que ya había llegado seguro se encargaría de hacer la justicia correspondiente. Sea lo que sea lo que "el hacer justicia" signifique.

Un saludo mi estimado Carlos O.