Día 73. El mundo y su "humanidad"
Tengo miedo. La gente --en mayoría-- ha perdido su sensibilidad. Aquellas reminiscencias del origen de la sociedad se han perdido completamente: ya no convives con los demás para vivir mejor y entonces proteger lo que nos pertenece por igual, sino para chingártelos y existir mejor tú y sólo tú.
Hace algunos días, un maestro de música nos dijo que la cortesía o cordialidad en la calle permitía que el mundo se equilibrara. Imagínense que nadie en la calle se detuviera un segundo a ceder el paso al otro --decía-- el caos habría terminado ya con nosotros.
Me asusta ver y sentir imágenes crudas y tristes en el cine, aderezadas con carcajadas de los demás... No es reír de las desgracias --como tanto se nos achaca a los mexicanos, y latinos en general-- es reflejo de una pérdida del sentido común, de no querer mostrar más sus sentimientos porque quizá hace mucho que dejaron de saber cómo es llorar.
Me asusta ver la injusticia en la calle. Uno no tiene derecho a nada al salir, más que velar por sí mismo y poder regresar entonces lo más tranquilo posible, aunque sea ya imposible.
No soy fatalista pero, ¿hacia dónde vamos?
Qué bueno que existe el arte, qué bueno que haya todavía valientes que apuestan su vida por ayudar a sensibilizar al mundo.
Sólo dos no le han fallado a este país, dijo Alberto Dallal (investigador de danza en la UNAM) hace unos días en la presentación de su último libro, sus artistas y su Universidad.