domingo, junio 18, 2006

Día 65. Domingo nublado

Eu sei que vou te amar
(Vinicius de Moraes)


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Eu sei que vou te amar
Por toda minha vida eu vou te amar
Em cada despedida eu vou te amar
Desesperadamente eu sei que vou te amar
E cada verso meu será pra te dizer
Que eu sei que vou te amar por toda minha vida
Eu sei que vou chorar
A cada ausência tua eu vou chorar
Mas cada volta tua há de apagar
O que esta ausência tua me causou
Eu sei que vou sofrer
A eterna desventura de viver
À espera de viver ao lado teu
Por toda a minha vida

*Inspirada en la versión de Simone

lunes, junio 05, 2006

Día 64. ¿Puedes enamorarte de quien no conoces?


Aunque bailábamos juntos cada domingo fuimos sólo unos cómplices extraños. Era hermosa: su rostro blanco, bien dibujado entre los cortos cabellos azabache, mostraba expresiones tan finas que parecía que no era real. Tenía una mirada tranquila pero con una cierta dosis de sensualidad tras los lentes de pasta.
Era tanto o más delgada que yo. Nos veíamos bien juntos decían los demás y yo lo creía también. La música cubana encajaba perfecto, como lo hacían nuestras caderas.
Estudiaba teatro en la Facultad de Filosofía. Su nombre, igual al de quien recibe las plegarias de los músicos, fue desde entonces uno de mis favoritos por sensual y sonoro, porque al repetirlo la veía de nuevo, la veo todavía.
Bailaba además flamenco.
Y eso es todo lo que supe. En meses de vernos puntualmente eso es todo lo que supe...
Han pasado más de seis años y aun la recuerdo, y la extraño. A ella van mis deseos desesperados, mi anhelo incesante de pasión, mis suspiros profundos y mis pensamientos más íntimos. Esas letras que algunas veces parecieran no tener destinatario.
La busqué muchas veces entre aquellos pasillos que la vieron tanto tiempo. Fue inútil, nunca más volví a encontrarla.
Ahora, cada vez que camino fuera de aquel salón de danza es inevitable suspirar, porque fue nuestro cómplice también, pues fuera de él vivíamos lo propio con nuestras respectivas parejas.
Deseo tanto volver a verla... y decirle cuánto he pensado en ella.
Nunca lo supo... quizá nunca lo sabrá, pero ha sido siempre parte de mí.